«Dignidad», el ahogo social que devino en estallido, del fotógrafo chileno Luis Bustamante
«Dignidad», el ahogo social que devino en estallido, del fotógrafo chileno Luis Bustamante
Debido al alto costo de la carrera de fotografía, Luis Bustamante (Santiago de Chile, 1988) optó por estudiar una profesión que tuviera relación con el mundo audiovisual y que lo acercara a la técnica fotográfica, revelado análogo, además de cine y televisión. Este aprendizaje fue provechoso y con el tiempo creó un pequeño portafolio, que no dudo en presentar a distintos medios que vieron su potencial y le dieron la oportunidad para cubrir eventos, sesiones fotográficas y festivales de música. Esta experiencia le abrió la puerta para trabajar como fotógrafo profesional y realizador audiovisual en medios de comunicación de Chile y de Finlandia, país donde reside desde 2020.
En sus comienzos como fotógrafo, Luis hacía fotografías con cámaras prestadas, «siempre con el miedo a que se fueran a dañar o, en el peor de los casos, a que me las robaran», nos cuenta. En aquella época, de plena efervescencia en las calles, por las protestas que demandaban cambios sociales en Chile, comenzó a cobrar sentido para Luis las reivindicaciones que escuchaba en las manifestaciones, por la educación, por las bajas pensiones, contra la precariedad, en definitiva, por una mejora en las condiciones de vida, «por el derecho a vivir con Dignidad», enfatiza. Así surge la motivación de Luis por fotografiar ese malestar y esa rabia contenida, que ocasionaba para muchos la sensación de que nada cambiaba, y lo hizo desde la inquietud artística y desde el convencimiento político.
Dignidad es un trabajo que transmite honestidad y sinceridad; un relato que muestra las protestas callejeras del estallido como un alegato personal, la evidencia del malestar acumulado y la frustración capturada a través de una colección de imágenes; un recorrido visual al corazón de las manifestaciones y hacia los orígenes de la rabia contenida y la incertidumbre de un proceso incierto.
Desde su creación, este proyecto fotográfico Luis Bustamante lo ha presentado en el Centro Cultural Stoa de Helsinki (Finlandia), la Universidad Autónoma de Barcelona (España) y en el estudio NVS de Lisboa (Portugal).
¿Qué representa para ti en lo personal el estallido en Chile?
El estallido social significó muchas cosas para mí, las cuales viví de manera muy especial. Primero que todo, porque dejé el país justo tres meses antes de este histórico suceso. En ese tiempo, julio del 2019, me sentía muy cansado de vivir en el ‘Chile feo’. Venía de pagar la horrible deuda del crédito CORFO (crédito universitario, con tasas draconianas, que por razones socioeconómicas los estudiantes chilenos se ven en la necesidad de adquirir para poder cancelar el arancel de la carrera que cursan), que me obligó a trabajar sin parar durante 12 años. Digo sin parar porque en ese entonces un familiar se ofreció a ser mi aval del crédito para yo poder cursar mi carrera. Mi padre tenía muchas deudas, no teníamos dinero y estaba hundido en Dicom (base de datos que reúne antecedentes de los ciudadanos y que es consultado por las entidades financieras antes de otorgar créditos). Eso significó que la responsabilidad era aún mayor, porque durante más de una década estaría amarrado a la deuda universitaria para que el costo no recayera en el familiar que me había avalado. Menciono este largo acontecimiento que viví porque creo muy relevante que ningún estudiante, ya sea de educación básica, media o universitaria, deba pagar por el derecho básico del acceso a la educación, reivindicación, entre muchas otras, que era parte de las demandas que generaron el estallido social.
«El estallido en Chile evidenció la realidad de una sociedad que se había acostumbrados a vivir bajo injusticias sociales, la rabia, la depresión, la confusión y la ansiedad, entre otros sentimientos, que explotaron en el Chile de 2019. Creo que para nosotros, que venimos de barrios populares, en mi caso que nací y me crié en la población Juan Antonio Ríos, ‘La Río’, y en Puente Alto, nos caló aún más. Con el paso del tiempo me di cuenta de que los chilenos comenzamos a normalizar estos sentimientos, ya que no existen otras opciones para afrontar tanta injusticia y las demandas sociales. Además, tenemos que hacer frente el día a día y sin tiempo ni espacio para la saluda mental. Vivir en Chile, y en muchos países de Latinoamérica, se convirtió en un desafío, donde tienes que sobrevivir más que vivir, salvo que provengas de una familia adinerada.»
¿Y qué significa desde el punto de vista fotográfico?
Creo que los fotógrafos y fotógrafas que llevamos años haciendo fotografías en diferentes manifestaciones, en mi caso desde el 2010, con las marchas estudiantiles y contra las AFP (Administradoras de Fondos de Pensiones), representa un arma de autodefensa que habla por sí sola. De ahí nacen mis ganas de hacer fotografías en las protestas, que están cargadas de rabia e injusticia.
«Cuando el estallido social comenzó yo estaba viviendo en Lisboa, Portugal. La ansiedad me carcomía el alma porque quería estar en Santiago documentando lo que estaba sucediendo, pero no tenía dinero para viajar, ya que recién había llegado a Europa y estaba buscando trabajo. Al año siguiente llegó la pandemia y se complicaron aún más los planes. Ya a finales del 2020, cuando se levantó la cuarentena en Europa y en algunos países de Latinoamérica, tomé un vuelo con el poco dinero que tenía y llegué directo a preparar mi bolso para salir a retratar las protestas, que aún seguían con mucha intensidad todo los días viernes, y así pude documentar parte del estallido social.»
«La fotografía documental me apasiona y es donde quiero seguir por un buen tiempo, a pesar de que amo hacer cualquier cosa relacionada con la fotografía.»
¿Tu trabajo hoy se centra en la fotografía documental?
Mi trabajo en gran parte es fotografía documental. He hecho muchas cosas durante mi carrera, desde moda, fotografía de calle, fundaciones, festivales de música, instituciones y he realizado videos musicales. El año pasado tuve el privilegio de trabajar como fotoperiodista en uno de los periódicos más importantes del norte de Europa, Helsingin Sanomat de Finlandia, país donde resido desde hace cuatro años. La fotografía documental me apasiona y es donde quiero seguir por un buen tiempo, a pesar de que amo hacer cualquier cosa relacionada con la fotografía.
Tu proyecto Dignidad se expresa en blanco y negro, aunque existe una idea preconcebida de que la fotografía en blanco y negro es menos expresiva.
Creo que la fotografía documental expresa muchos sentimientos, ya sea desde un encuadre, colores, la ausencia de color, composiciones, etc. Cuando me siento frente al ordenador, y tengo el tiempo para editar y trabajar las fotografías, me gusta indagar en aquellas opciones. En el caso de Dignidad estuve dos años trabajando en el blanco y negro definitivo. El blanco y negro me brindó en este trabajo lo que buscaba, el dramatismo de una sociedad cansada de años de injusticias sociales.
«Me encanta la fotografía con duros contrastes, ya sea a color o en blanco y negro.»
En Dignidad utilizas duros contrastes, ¿qué hay detrás de ese proceso y qué buscas con ello?
Me encanta la fotografía con duros contrastes, ya sea a color o en blanco y negro. Claramente es algo personal. Al momento de hacer las fotografías me preocupo de que la cámara esté configurada acorde al proceso de post, para lograr esos tonos finales, que por lo general me satisfacen bastante. Habitualmente mi trabajo de edición es leve, el proceso pasa por ajustes de sombras, un poco de contraste y niveles de altas luces. Considero que es muy importante tener total libertad al momento de limpiar, corregir o editar una fotografía.
«En el caso de mi proyecto Dignidad, lo que quise reflejar esta vez con el blanco y negro fueron dos cosas. El dramatismo, que el color no me lo estaba brindando, y, lo más importante, que el proyecto fue lanzado bajo el contexto de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado cívico-militar chileno. El blanco y negro es en memoria de los fotógrafos que retrataron la época de la dictadura de Pinochet, por quienes hasta el día de hoy me siento inspirado.»
Todas las imágenes © Luis Bustamante