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Parthenope: La Belleza que el Tiempo No Perdona
Parthenope: La Belleza que el Tiempo No Perdona
Se acaba de estrenar la última obra cinematográfica del director de cine, guionista y escritor italiano Paolo Sorrentino: Parthenope.
La película relata la vida de Parthenope (interpretada por una magnética Celeste Dalla Porta), una joven cuya historia nos lleva desde su nacimiento en los años 50 hasta el presente. La conocemos mientras intenta descubrirse a sí misma y desentrañar el secreto de aquello que Cesare Pavese definió como «el oficio de vivir».
Parthenope es una mujer de una belleza deslumbrante, tan fascinante que despierta en quienes la rodean una mezcla de adoración y posesión.
Parthenope es una mujer de una belleza deslumbrante, tan fascinante que despierta en quienes la rodean una mezcla de adoración y posesión. Pronto, sin pretenderlo, queda atrapada en la percepción que los demás tienen de ella, prisionera de sus juicios. Sin embargo, más allá del entusiasmo superficial de la juventud, inicia un viaje de autodescubrimiento, luchando por liberarse de un entorno que solo la desea como objeto de admiración. En este proceso, intenta recuperar una identidad que otros han tratado de imponerle.
Lejos de ser una figura convencional, Parthenope se muestra como una mujer sin prejuicios, cuya curiosidad la lleva a cruzarse con personajes únicos y profundamente humanos, cada uno marcado por sus propios dramas. Estas figuras, que recuerdan a los extravagantes personajes del universo felliniano, le ofrecen miradas nuevas hacia mundos desconocidos. Ella los contempla, los comprende y, en un gesto sutil pero íntimo, los hace suyos con una caricia.
A medida que transcurre el tiempo, la película despliega un abanico de emociones que trascienden la mera narrativa de los hechos. Fiel a su estilo, Sorrentino convierte la historia en una poderosa metáfora sobre la vida: una exploración del misterio de la existencia, la fugacidad de la juventud, la inevitable erosión del tiempo y la certeza de la muerte. Es un viaje profundamente humano que evoca el paso del tiempo como algo que nos atraviesa, pero también como un camino que recorremos. La historia de Parthenope, al fin y al cabo, es universal e inmortal.
Nápoles, ciudad natal del director, se erige como un personaje en sí mismo: un escenario vibrante y caótico, sin término medio, que seduce y desconcierta a partes iguales. La ciudad respira autenticidad en cada rincón; enloquece con su energía desbordante, acaricia con sus susurros y, al mismo tiempo, hiere con una tristeza latente que nunca desaparece del todo.
Parthenope es una obra melancólica, romántica e irónica en su acercamiento a la vida que se nos escapa entre los dedos.
En definitiva, Parthenope es una obra melancólica, romántica e irónica en su acercamiento a la vida que se nos escapa entre los dedos, como arena. Una reflexión sincera y conmovedora sobre la belleza fugaz de nuestra existencia y sobre aquello que, sin darnos cuenta, perdemos mientras lo vivimos.
(*) Noemí Lanzani es Diplomada en Bellas Artes por el Liceo Artístico di Brera (Milán) y Licenciada en Cinematografía por la Escuela de cine Bande à Part (Barcelona). En la actualidad cursa el Grado en Ciencias de la Cultura y Difusión Cultural.

