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Durante más de un siglo, Leica ha sido mucho más que una marca de cámaras: ha sido cómplice silenciosa de momentos decisivos, testigo privilegiada de lo íntimo y lo universal. Para celebrar sus cien años, la icónica firma alemana presenta 'Leica. Un siglo de fotografía', una exposición imprescindible que propone un recorrido visual por la historia de la fotografía contemporánea, narrada por quienes mejor supieron usar el lenguaje de la luz y la mirada.
Con 174 imágenes inolvidables, la muestra reúne a grandes nombres del panorama internacional como Bruce Davidson, Elliott Erwitt, Alberto Korda, Sebastião Salgado, Steve McCurry, Jane Evelyn Atwood o Joel Meyerovitz, entre otros. A ellos se suman cerca de treinta fotógrafos españoles como Ricard Terré, Gonzalo Juanes, Manolo Laguillo o Alberto García-Alix, en una celebración coral que convierte cada imagen en un fragmento del tiempo y de la sensibilidad de una época.
Pero más allá del homenaje, la exposición traza una línea nítida entre el pasado y el presente, entre la innovación técnica y la revolución estética que implicó la aparición de la Leica I. Pequeña, portátil, precisa: la cámara que democratizó la fotografía y liberó al fotógrafo del trípode y el estudio. Esa libertad se tradujo en nuevos lenguajes visuales, desde la fotografía de calle hasta el documento social, pasando por el paisaje urbano, el retrato o la naturaleza.
Además del recorrido fotográfico, el público podrá explorar una selección de cámaras clásicas y material inédito que ayuda a entender cómo la tecnología y la estética fueron, en Leica, dos caras de una misma revolución cultural. La exposición también se extiende a la Leica Gallery Madrid, donde se podrán ver otras imágenes emblemáticas, ampliando así la experiencia de un testimonio visual único.
'Leica. Un siglo de fotografía' se podrá visitar con acceso gratuito en la Sala de Exposiciones del teatro Fernán Gómez, en el Centro Cultural de la Villa de Madrid, del 10 de septiembre de 2025 al 11 de enero de 2026. Una oportunidad para recordar que, en tiempos de saturación visual, detenerse ante una gran fotografía sigue siendo un acto de resistencia y contemplación.