ER
Raíces profundas (en verde): habitar la frontera entre la materia y el origen
Raíces profundas (en verde): habitar la frontera entre la materia y el origen
Caminar desnudo, recostarse entre piedras, ramas y humedad. La piel, salpicada por la silueta de los árboles, se mezcla con la rudeza de la espesura. Es en esa frontera, entre lo humano y lo cósmico, donde se despliega 'Raíces profundas (en verde)', el proyecto de la fotógrafa chilena Odette Ribot que indaga en la pertenencia, la herencia cultural y la memoria ancestral labrada en el cuerpo.
«El cuerpo está en medio de este espacio, de oscuridad, donde la piel, moteada de sombras, se confunde con la textura áspera de la corteza...».
Para la fotógrafa, «el cuerpo está en medio de este espacio, de oscuridad, donde la piel, moteada de sombras, se confunde con la textura áspera de la corteza y de donde viene todo... la raíz es la protagonista, no sólo como extensión, sino como parte íntima y vital del cuerpo».
En sus imágenes, un dorso desnudo delineado por la luz se transforma en un tronco vivo que sostiene, mientras los pies se hunden como raíces adheridas a la tierra. Cada fragmento corporal se convierte en una alegoría: la figura humana no es un elemento baladí, sino el origen en sí mismo. «El cuerpo, definido y marcado, casi dibujado, no es un ente aislado, sino una extensión de la tierra. Las raíces se convierten en metáforas de lo que sostiene este concepto visual», explica Ribot.
El proyecto no busca claridad absoluta ni nitidez técnica, muy por el contrario, las sombras y el desenfoque son parte esencial del relato. Una estética que revela la potencia de lo desconocido, donde la materia y la esencia se vuelven indistinguibles. Para Ribot, «el desenfoque y la oscuridad no son errores técnicos, sino un lenguaje visual en sí… quizás un territorio incierto, no sé, pero lo humano y lo verde se confunden y eso es lo maravilloso».
«Raíces profundas (en verde) invita a habitar la frontera, entre la luz y la sombra. La oscuridad y el desenfoque no son obstáculos, son la materia misma...».
En la serie, los límites se difuminan: la piel adquiere textura primigenia y las formas del cuerpo se funden con la naturaleza. El desenfoque propone un tránsito hacia la fábula, hacia ese espacio entre lo real y lo soñado, donde se encarna lo invisible. «El desenfoque revela y muestra que entre el sueño y lo figurado, o más bien lo sensorial, es lo que quería resaltar. Así, 'Raíces profundas (en verde)' invita a habitar la frontera, entre la luz y la sombra. La oscuridad y el desenfoque no son obstáculos, son la materia misma que quise, para construir este lenguaje visual», narra la artista.
Las imágenes de este proyecto se despliegan como un recordatorio de que el origen no está lejos, sino bajo la piel. El cuerpo es raíz y memoria, vínculo con lo que somos y con aquello que nos sostiene. 'Raíces profundas (en verde)' no solo invita a mirar, sino a reconocer que lo terrenal y lo cósmico hablan el mismo lenguaje.
Imágenes ©