Marco Soares invita a adentrarnos en una atmósfera de introspección y recuerdos
Marco Soares invita a adentrarnos en una atmósfera de introspección y recuerdos
A través de este trabajo el fotógrafo portugués Marco Soares busca preservar los recuerdos de los lugares de su infancia. El telón de fondo es la Ría de Aveiro, en la bella costa Atlántica de Portugal, donde su historia se entremezcla con algunas de las historias de este litoral. «Cuando en la salmuera de mis pensamientos sólo quede el recuerdo de mi viaje, la historia de la milenaria Ría de Aveiro seguirá mezclándose con nuevos recuerdos».
Todo el proyecto fotográfico se centra en los elementos característicos de esta región portuguesa: la sal, el agua, el sol y el viento. «Por eso utilizar el tratamiento del papel salado es la mejor manera de unir estos elementos con las fotografías de esta obra», cuenta Marco Soares a Traf.
La fase se inicia utilizando papel de acuarela con una preparación de cloruro sódico y nitrato de plata, nos explica el fotógrafo. Una vez seco, el negativo se expone a la luz directa del sol, lo que da como resultado ese aspecto viejo y áspero, como la madera de los barcos y las casas que están sometidas constantemente al sol, el viento y la sal.
La realización de este trabajo fotográfico ha sido un proceso largo, tanto como la elaboración de la sal, tan característico de la ría de Aveiro, pero también fundamental «para recrear mis recuerdos», reflexiona Soares. «El agua salada de la ría y del océano, los largos días al sol y el viento, que caracterizan a la región, le confieren un aspecto áspero y seco, tanto en la vegetación como en todos los elementos circundantes que conforman las costas de esta zona. Esta aspereza se refleja también en el resultado final de mi trabajo de impresión de las imágenes».
«Mirando al pasado, a los cristales de mis experiencias, que componen mi memoria como pequeños cristales de cloruro sódico, recuerdo el calor del verano pasado entre la Ría y el océano, en la playa de Furadouro, el calor en el que me hice hombre y al mismo tiempo el agua salada se cristalizó, generando el condimento de la comida, del mismo modo que mi juventud se condimentó con recuerdos que aún hoy conservo como se conservan los alimentos cuando se colocan en salmuera».
Todas las imágenes © Marco Soares