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El diablo es una mujer: un recorrido inédito por el mito de la femme fatale
El diablo es una mujer: un recorrido inédito por el mito de la femme fatale
Personal y profano, este libro se encuentra en ese difuso límite entre la santidad y lo diabólico que resulta tan atractivo como indistinguible. Elena Gallén, autora de este ensayo, además de directora de cine, traza un recorrido inédito de la mujer fatal. Estas reflexiones son acompañadas de los evocadores trazos de la ilustradora Sara Herranz, que impregnan cada página de simbolismo y misterio.
A través de este libro se cuenta una historia, la de las diabólicas, una historia de empoderamiento, pero, aclara Gallén, siempre y cuando escape de la mirada masculina. "Por eso el patriarcado se ha encargado celosamente de apropiarse de nuestro relato histórico y cultural, de culpabilizarnos por sentir fascinación ante este estereotipo en el que de manera instintiva siempre identificamos que se escondía el germen de nuestra propia libertad. Las mujeres que llevan a los hombres a la perdición no son más que aquellas que hemos logrado no ser domesticadas por estos: las indomables".
La mujer bella, si además es libre, que es bella al cuadrado, reflexiona Gallén, es como el arquetipo de la bruja, un peligro. "La femme fatale no es más que la cara insidiosa de la misma villana, con carmín rojo y vestido de raso. La caja de Pandora que contiene las desgracias masculinas, esperando a ser abierta. Incluso las propias mujeres, trastornadas por la estigmatización que nos ha legado la narrativa creada en torno a ellas, las han temido o despreciado".
Gallén señala a Hollywood como la cuna de la femme fatale, una figura destinada en su creación a demonizar los comportamientos femeninos que se alejaban de los cánones tradicionales asociados a la mujer. ¿El resultado? Se pregunta, "mujeres bellas, sensuales, que, independientemente de su maldad o no, se convirtieron, desafiando el pronóstico inicial, en verdaderas fuentes de inspiración. Eran inteligentes, decididas, valientes, independientes... y, sobre todo y por encima de cualquier cosa, libres. Disfrutaban de su ambición, de su sexualidad, de su rechazo a las ataduras clásicas que tradicionalmente se habían vinculado al género femenino: maternidad, matrimonio...".
"Estas mujeres arrolladoras no entendían de tabúes ni corsés y preferían apreciar y valerse de todas sus virtudes, bien empoderadas, para lograr lo que fuera que se propusieran en la vida, siendo siempre dueñas de sus deseos y de su cuerpo, poderosas y atrevidas".
Gallén siente en este libro la necesidad de "reivindicarlas en esa frontera que siento desdibujarse entre lo personal y lo profano, lo público y lo sagrado, para mostrarla tal y como es: un espejo mágico que refleja los miedos masculinos de cada era".